Para elaborar la nueva ley
educativa (LOMCE), el Ministerio de Educación pidió a los ciudadanos
sugerencias para mejorar el actual sistema. La propuesta fue bien acogida por
la comunidad educativa y miles de escritos llegaron al ministerio. Con ellos se
publicaron tres informes. Sin embargo, el borrador de la ley mostró que muchas
propuestas de profesionales de la educación cayeron en saco roto (las áreas
artísticas, por ejemplo, se vieron gravemente perjudicadas). Los profesionales
de la Educación Física no vieron atendida su propuesta de aumentar la carga
lectiva en esta área.
Aunque el Gobierno utiliza los
informes PISA, parece no haber advertido que en los países nórdicos como
Finlandia, que van a la cabeza en educación, disponen de una hora diaria de Educación
Física. Otros tienen esta asignatura obligatoria en la universidad. De ahí una
de las recomendaciones de dedicar más de dos horas semanales, pues está bien
establecido por la comunidad científica que el ejercicio físico, además de
disminuir la incidencia de varias enfermedades (reduciendo el gasto sanitario),
evita problemas de aprendizaje y de desarrollo, incrementando el rendimiento
académico, ya que mejora varios procesos cognitivos, como la concentración o el
cálculo. Curiosamente, ni la reciente propuesta de la ministra de Sanidad de
implantar una hora diaria de ejercicio en las escuelas para paliar la elevada
tasa de sedentarismo infantil (un 25% tiene obesidad o sobrepeso) ha merecido
un aumento. Después de las sugerencias, y ahora de las quejas en masa por parte
de todos los colectivos relacionados con la Educación, solo queda esperar que
el ministro trate realmente de hacer honor al nombre de la nueva ley.— Alejandro
Carriedo Cayón. Licenciado
en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte,
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